Hijitos de mi Corazón, hoy os doy la bienvenida a vuestra casa, que es vuestro Santuario; el Santuario del Amor Misericordioso. Recordad que Yo vengo por petición del Padre Dios para traer vuestro mensaje para la humanidad. Hijitos míos, veo con amor y con tanto esfuerzo como podéis llegar a los distintos horarios que ha puesto el Padre en estos días, pero, me urge enormemente poder llegar aún más a los corazones de todos mis hijos, especialmente a mis consagrados y a mis consagradas. Pienso y veo que la humanidad está sufriendo grandes dolores y son dolores de parto en todo momento. Veo como se agigantan todas las cosas que sucederán a partir del mes que viene. Orad mis pequeños arduamente, y recordad que para seguir a Dios hay que amarlo y vivir en cruz siempre, para que vuestra fe se mantenga firme, sed mis hijos enamorados de mi Hijo Jesús. Enamórense cada día, para que vaya creciendo así ese amor inmenso, porque el Padre a través de su Hijo derramó mucho amor para la humanidad, y así espera, que vuestro amor también sea compartido para todos aquellos que también están en búsqueda del amor en Cristo. Vosotros mis hijos, los laicos, los gladiadores de este mundo, debéis arduamente orar a través del Santo Rosario, os pido arduamente, porque es el gran adversario que atacará a cada uno de vosotros. Veo con tristeza, que la Iglesia doméstica se está separando en cantidades, veo como los matrimonios se van destruyendo, especialmente los jóvenes de ahora que no saben cómo es el verdadero amor, simplemente se acercan para vivir, conocer y desechar; y no saben que tienen una obligación de formar almas privilegiadas dentro de esto que es la Iglesia doméstica. Les pido a los padres, a los abuelos y a todos aquellos que tengan hijos pequeños que los consagren al Corazón Inmaculado y que los consagren al Sagrado Corazón de Jesús, para que así los niños vayan creyendo y creciendo en el amor de Dios. Este es el tiempo que sentíamos mucha pena y tristeza por todos los acontecimientos que habría en la humanidad. Os dije que la Iglesia sufriría crisis, pues bien, ha comenzado la gran crisis de nuestra Iglesia y vendrán grandes diluvios de discordia dentro de las otras ramas de la fe. Pero aquellos que tengan el amor y la fe firmes podrán saltar todos esos obstáculos, recordad vosotros que los hijos privilegiados están creciendo en el amor y a través del amor en Cristo, también van las cruces que debéis de cargar, así podréis lograr la santidad mis pequeños, a eso vine a este mundo, a buscar vuestra santidad en todo momento. Recordad que algunos nacen santos otros se hacen santos en el camino y el Señor sabe el momento y el día y cuando podrán partir. Pero mientras tanto mis pequeños, yo pienso en vosotros y oro por vosotros, para que no decaigáis en vuestra fe. Vuestro sentido es estar llenos de amor hacia el Padre. Y veo con tristeza como mis hijos predilectos han abandonado sus Santuarios, sus comunidades, pero, también veo como aquellos otros con el esfuerzo y la gran lucha, prevalecéis y seguís en el camino, y gracias a la fe y a la fortaleza de aquellos que formáis familia os pido arduamente que día a día oréis y crezcáis en el amor de Dios para formar grandes gladiadores para la Nueva Jerusalén.
Hijitos míos, os esperaré el 12 del mes que viene, vendré a las 3 de la tarde y espero que traigáis una vela cada uno. Os pido también oraciones especialmente por nuestro querido Papa, que está viviendo tribulaciones en estos momentos ORAD y rezad el Santo Rosario os pido a todos mis hijos en el mundo, porque es vuestra salvación y recordad que Jesús vive y seguirá viviendo en el Santuario que es el Sacramento de la Comunión.
Hijitos de mi corazón os doy las buenas noches y gracias por asistir y no temáis todo sale de los esfuerzos que hagáis, Dios os mira y os reserva para grandes sorpresas. No temáis, seguid en el camino, vais en línea recta, todo saldrá bien mis pequeños.
Hijitos de mi corazón inclinad vuestras cabezas, os bendigo en el Nombre del Padre del Hijo y del Espíritu Santo. Id en la paz del Señor, os amo, os espero el 12.
Shalom
Miriam