Hijitos de mi Corazón, os doy la bienvenida aquí a vuestra casa, que es vuestro Santuario. Este corazón de Madre que sufre por la humanidad constantemente, viene hacia ustedes, porque el Padre Dios me permite venir a consolar vuestros corazones con tanto dolor y sufrimiento que hay en la humanidad, esta humanidad que no cambia. Este es el tiempo que hemos hablado mis pequeños, del consuelo que deberéis de tener unos con otros, levantad en oración a aquellos que están con sus brazos caídos y se les está perdiendo la Fe en este caminar. Vosotros, mis legiones terrenales, debéis de aumentar aún más vuestro Rosario. Con el Santo Rosario podéis avanzar, porque os dije que es un arma poderosa que podrá ayudar a combatir al gran enemigo que está destruyendo a la humanidad, mirad a vuestro alrededor, cómo los pequeños ya no tienen alma sino que simplemente tienen alma para el computador y todo lo que es tecnología, ya no hay momentos para Dios, ni para rezar en familia, ni conservar lo que os dije, la unificación de la Familia en la Santa Iglesia doméstica que el Padre Dios confía en vuestros matrimonios. Mirad que ya no habrá matrimonios santos, sino que habrán aberraciones como los matrimonios que estáis viendo actualmente.
Desde el comienzo fue escrito, hombre y mujer para la eternidad para procrear, y de ahí nacer santas vocaciones, ahora veremos horrorizarse a los pequeños que irán creciendo viendo toda la maldad y el pecado de cada humano que hay en la existencia. Pero como mamá que Soy a todos mis hijos los acogeré cuando haya verdaderamente un arrepentimiento y mireís con amor al Corazón entregado de mi Hijo Jesús.
El amor es lo más importante en esta vida, habiendo gran amor, se puede entregar uno por amor, así como Jesús por amor se entregó a la humanidad y vosotros podéis perdonar a aquellos que os hacen daño o a aquellos que caminan difamando a los demás. El amor incluye: el amor y la caridad, para que vosotros así podáis ser tan caritativos y ser abnegados en las cosas que Dios os pide, sed humildes pequeñitos, os pido de corazón, porque la humildad es el acto más profundo que llena el corazón del Padre Dios Eterno. Hijitos, no miréis a aquel que está en el pecado, sino mirad vuestros pecados y pedid por la salvación de vuestras almas. Os amo mis pequeños y recordad que sin la oración y una verdadera entrega, uno no avanza en este camino. Mirad a Dios con todo el corazón, eso es lo que vale, eso es vuestra salvación.
A mis hijos consagrados y religiosas os bendigo en esta tarde especial. Yo sé con qué abnegación venís hasta aquí y mi corazón de Madre os atesora y os cobijaré bajo mi Manto Sagrado.
Hijitos de mi corazón, id en la paz del Señor y os espero el primer sábado del próximo mes, a las tres de la tarde como siempre.
Shalom
Miriam