¡ Ave María Purísima! ¡Sin Pecado Concebida!
¡ Alabado sea el Señor!
Señor: Vosotros estáis aquí con la esperanza de una gran salvación, pero la salvación más importante es la de vuestras almas, que no se contaminen con vuestros pensamientos, por lo que están actualmente viviendo en estos tiempos con agonía. ¿Qué más podéis ver? qué todo se está cumpliendo al pié de la letra, nunca hay día, ni fecha, ni hora. Solo el Padre, Mi Padre, puede decidir y dar cuenta de todo esto. Ha llegado el terrorismo a vuestras vidas y deberéis de combatir a través de la oración, porque eso es lo que pretende el hombre, destruir la paz en los corazones de todos vosotros. El mal es la gran maldad que ha arruinado a todo el mundo, el demonio se sienta en aquellos corazones que son inhumanos, que no tienen conciencia y no tienen paz en sus corazones, por eso hacen que estos estallidos de gran furia y de violencia puedan atacar a todo el mundo, pero, hijitos, la paz la pueden conseguir dentro de sus corazones sin perder el norte de donde va su vida continua, recordad que para Dios nada es imposible. Lo más importante en este último tiempo, es mantener la oración perpetua con el Señor ante El Santísimo, porque será lo único en lo que se podrán refugiar en estos momentos difíciles.
Hoy he querido acompañar a Mi Santa Madre, para poder venir a darles un gran consuelo. Tendrán una gran batalla, muy dura esta semana, os digo, fortaleceos, juntad víveres, porque hoy se está planeando un gran, un gran desastre. Hijos de Mi Corazón, atended a este llamado, que el Padre ha permitido que vengamos con Nuestra Madre. Sed fuertes y fortaleceos en la oración, ayudaos los unos a los otros; aquellos que estén en medio de todo, orad y pedid clemencia, porque muchos atentarán contra vuestra vida, donde sea que estéis.
Hoy el demonio dará su última gran batalla para Chile. Orad y pedid que salgan todos a rezar a las calles con una vela encendida, para que se cumpla lo que El Padre Dios tiene prometido, que vuelva a reinar la paz en este Chile que ha abandonado su Espíritu Mariano y todo el amor hacia Mi Padre, se ha vuelto rebelde contra los Mandamientos de Dios y realmente eso es lo que permitía que el demonio pudiera estar aquí sentado, gozando de vuestros dolores y sufrimientos.
Hijitos Míos, os dijo Mi Hijo y vine felizmente acompañada para darles un consuelo, sabiendo que el Cielo todo lo ve, lo escucha, lo mira. Recordad mis pequeños que así como Yo he venido aquí he venido a tantas partes del mundo, y muchos no me han querido escuchar, os digo que el Cielo nunca se equivoca, solamente los seres humanos se equivocan y hacen distorsionar las cosas que El Padre Dios os envía. Atended el llamado de ésta madre y vuestro hermano mayor, que es mi Hijo Jesús, haced que este pueblo vuelva de nuevo los ojos ante El Padre Dios, no necesito que me alaben a Mi, sino que a Mi Padre y a Mi Hijo, de ello depende la salvación de este Chile que está agonizando duramente en muchos corazones. Veo con tristeza como la gente vive agobiada recordando los momentos anteriores, pero pensad que la batalla será dura, pero ganará el más sabio, el que pueda manejar esta nación. No dejéis que os pase el gran adversario, porque quiere vestir todo lo que es Sudamérica de Rojo, y quiere llevar la bandera para derribar la Fe de todos los corazones. Si no hay Fe, no habrá libertad y no va haber amor y conversión en el mundo entero.
Hijitos, estad atentos, comenzad esta gran batalla a través de una gran oración, el Escudo será Mi Hijo Jesús y Yo seré la que lanzará la batalla contra el gran adversario en la oración y les daré la Luz de Mi Corazón para que puedan salir adelante. Oren y cumplan lo que Mi Hijo les ha pedido, salgan con una vela encendida y caminen para que los demás vean que la paz está en muchos corazones y no en las infidelidades de aquellos que son ingratos hacia El Padre Dios.
Hijitos míos de Mi Corazón, Yo no abandonaré Chile, seguiré cubriéndolo con Mi Manto, para poder salvar a esta nación y que vuelva a ser la nación que ha sido estos últimos años. Orad, orad y orad. Mirad como está la naturaleza, toda destruida por la humanidad, ¿Qué más se puede pedir mis pequeños?
Recordad que Yo soy la esperanza y les daré la fortaleza; la esperanza de vivir en Gloria de Dios la da El Padre Dios y Mi Hijo Jesús.
Os amo, id en la paz del Señor y recordad, amaos los unos a los otros. El amor se puede llevar y derribar a todo el enemigo con ese amor que tengáis vosotros. Pongan paz y habrá paz.
Shalom mis pequeños.
¡Alabado sea el Señor! ¡Por siempre sea Alabado el Rey!
Shalom
Miriam