Queridos y amados hijos, con mucho amor os entrego mi Corazón de Madre a vosotros y al mundo entero. Como vuestra mamá os digo, doblen vuestras oraciones para que no os contaminéis de esta enfermedad creada por criaturas ambiciosas. Muchos años atrás yo os advertí a mis tres pequeñitos de los acontecimientos que sucederían si no os convertíais; y nuevamente os repito: volved los ojos a Dios, enmendad vuestras vidas y no atesoréis riquezas, porque eso no os salvará, sino vuestra Fe y la humildad.
No os desapeguéis de vuestro Santo Rosario, porque de ello depende vuestra salvación. Si hacéis caso momentos de paz tendréis y luego volverán más atribulaciones. Sed generosos porque estos días son pruebas de fe.
Shalom. Myriam