Hijitos de mi Corazón, os doy la bienvenida en este día muy especial, ya que muchos de vosotros no hais podido venir para este hermoso encuentro, pero este encuentro, qué os digo, será muy fructífero.
Hijitos, debéis de ser conscientes en este tiempo de dolor y de sufrimiento, muchos estaréis pasando muchas cosas, que muchos podréis pensar, que estáis purgando en la tierra, pero hijos, os quiero decir que estamos combatiendo esa gran batalla, que es la humanidad que está viviendo momentos tan difíciles como que ellos están acercándose aún más al adversario. Las mentes y los corazones están siendo usados por el adversario para atacar a los padres, a los hijos y así sucesivamente irán sucediendo cosas. En este último tiempo la maldad pensará que está ganando a la humanidad, pero os digo, ya llegará ese rayo de luz que os fortalecerá y podréis salir adelante. Vendrán momentos muy difíciles aún, pero rogad y pedid, porque el Señor os dará el tiempo que necesitáis. No tengáis miedo, seguid adelante, porque vosotros sois la esperanza de la Nueva y futura Jerusalén. Recordad que la misión no está aún terminada, necesito aún más que la Congregación se empiece a mover, ya es tiempo que empiecen a juntar más almas. Muchas Religiosas saldrán de sus Conventos y no encontrarán lugar, porque no se hallan en las comunidades que están siendo prácticamente cambiadas. Orad por los Sacerdotes que ahora reniegan del Señor, orad porque sus almas están totalmente dispersas, el adversario quiere atormentarlos, para que así ellos no puedan vivir en paz. Orad por aquellos Santos Sacerdotes que viven constantemente hostigados y maltratados por sus comunidades. Ellos vienen a ser Santos, para poder ayudar a afirmar, lo que es el Sacerdocio en la tierra.
Hijitos de mi Corazón, en este día muy especial, recuerdo a todos aquellos que han partido de esta humanidad, que muchos de ellos han alcanzado la Gracia Divina y otros, hay que orar por esas almas. También recuerdo a aquellos que están deseosos de ser padres, bendigo a todos los vientres y bendigo a todos aquellos hombres que necesitan ser padres. Os dije en un tiempo que no debíais tener hijos, pero en fin, este es el tiempo que podéis comenzar a buscar a tan anhelado y dichoso hijo, pero recordad que este mundo es muy corto y este mundo depende mucho de la humanidad y de los seres humanos.
Orad mis pequeños, para que en la futura Jerusalén sean Santos y vengan verdaderamente a trabajar por el amor de Dios a esta humanidad.
Bendigo a los Sacerdotes y a las Religiosas que siguen todavía luchando por su verdadera fe, y a vosotros mis hijos laicos comprometidos, os pido, que sigáis orando, porque vosotros sois el motor de esta gran humanidad, que se está perdiendo en las tinieblas.
Orad mis pequeños, para que Dios pueda poner un orden a este mundo y en los corazones de cada ser humano.
Os espero, os amo y os quiero.
Shalom. Myriam