Hijitos… os doy mi amor de Madre para todos vosotros que estáis en este mundo. Los hechos sucederán a medida que vaya pasando el tiempo, pero se cumplirán. No os preocupéis en juntar tanta comida que andan diciendo por ahí, vosotros sabéis que el Cielo ya lo ha dicho todo, no tendréis que estar juntando miel, porque ningún Angel lo ha dicho, sólo os digo que os atengáis a las consecuencias, deberéis estar siempre pendientes de las cosas de Dios, más que estar pendientes de las de este mundo. Veo que aún no hacéis la voluntad de Dios, simplemente estáis pendientes de las cosas banales, de que viene el terremoto, de lo que falta para los días de tinieblas o de la falta de comida. ¡Si en esos días proveerá a todos! y os digo, aquellos que vivan de la gula, ellos serán los que sufrirán, ya que aquellos que no estén pendientes de la comida, de los enseres, Dios los alimentará a medida. El gran pecado de la humanidad es muchas veces la gula y esa gula va creciendo y aumentando, muchas veces taponean vuestros lugares de comida hasta no dar abasto, por la avaricia y la codicia. La humanidad está así por lo mismo.
Dejaos llevar por el amor de Dios y vivid en paz, vivid en torno a Dios, es lo único que os podrá salvar de este gran desastre que viene para la humanidad. Si Yo os digo que el Cielo os protegerá, así será.
Ya dio el Señor las señales, sólo los faltos de Fe, que buscan y buscan encuentros, y buscan en otros lugares, ellos se perderán porque aún no tienen fe suficiente, en la búsqueda se perderán, y veo los corazones que viven pendientes de todo lo que vendrá, ¡basta! preocuparos de mejorar vuestras almas, preocuparos en estar en Gracia de Dios, para que los acontecimientos que vengan no los tomen desprevenidos.
Hijitos, sed firmes y fuertes en la Fe, seguid con vuestras creencias verdaderas, no cambiéis lo que tenéis por curiosidades que os llevarán a perder el norte del camino de Dios.
Yo vine a este mundo a traer paz, amor y tranquilidad, a consolar los corazones desolados que viven tristes en esta humanidad. Mi Hijo me dejó a cargo del mundo para cobijarlos bajo mi seno, darles amor y paciencia, enseñarles lo que es la humildad, una flor que cada uno de vosotros la tenéis que cultivar en cada momento. El secreto más grande para conquistar el Corazón de Dios es ser humilde, no ser codiciosos y sobre todo caritativos en la vida. Con estas tres palabras hermosas llegaréis al Corazón del Padre Dios.
Recordad, no hay nada que pueda detener los acontecimientos, pero la fecha nunca os la daré, sólo hay que esperar en Gracia de Dios.
Mis pequeños, todo lo que está pasando en la humanidad ya se ha dicho y se está cumpliendo, sólo tened paciencia y fe. Mejorad vuestras vidas, compartid con los seres queridos y vivid en torno a Dios, y no en lo que sucederá.
Shalom. Myriam