Hijitos de mi Corazón, hoy os doy la bienvenida en este día tan maravilloso que es mi cumpleaños, que os quiero compartir con vosotros. Un día muy maravilloso, años en que Yo vivía en el seno de mi Madre y vine a la luz para cumplir una Gran Misión. ¿Cuál es la Gran Misión? Ser la Custodia Viva de Jesús Sacramentado, mi Hijo que vivió nueve meses en el vientre, lo cuidé, lo atesoré, esperando la venida de El para este mundo, para que El sea el Rey de Reyes.
Hoy, en todas partes del mundo me celebran, pues bien, el mejor regalo que me podéis dar como Hijos de mi Corazón Inmaculado, es ser Hijos de Dios, comportaros como Hijos de Dios, sed generosos, bondadosos, misericordiosos, y de todo, repartid mucho amor, que el odio no esté en los corazones, solamente amor para que seáis felices en esta vida.
Hijitos, hoy en vez de que vosotros me saludéis, Yo los saludo a vosotros y les doy las gracias por compartir durante treinta y ocho años de vida en vuestro país y vivir con vosotros, es como recordar cuando Yo vivía en la tierra plena y llena de felicidad junto a José y a Jesús. Sed vosotros una gran familia de Nazaret, y seguid avanzando en el camino.
Gracias mis pequeños, id en la paz del Señor y atesorad estos tiempos de Misa y de Consagración y que puedan Comulgar porque después será difícil de encontrar.
Shalom mis pequeños, id en la paz del señor.
Os amo.
Feliz día de la Madre. Amén.